sábado, 13 de agosto de 2016

Hasta el título, Siempre!
Por Valeria Arévalos

Una estudiante de Sociología se dispone a rendir su último final. La familia aguarda expectante la salida de la licenciada, en sus manos bailan generosos regalos: un auto, un viaje con todo pago, muestras del orgullo que provocan los resultados. Irrumpe el bochazo y tras él, sin poder mediar palabra, la lluvia de huevos y harina. ¿Qué hacer cuando un paso en falso nos enfrenta a la desilusión, propia y ajena? En el caso de Manos libres, de Alejandro Lifschitz, este mal momento individual sirve de excusa para que la maquinaria social se ponga en marcha ya que en vez de retomar los libros y apostar a la segunda fecha, esta estudiante, tan avanzada como poco aplicada, decide contratar mano de obra para que lo haga por ella y, llegado el día, le "soplen". Es ahí cuando entra en escena el personaje de Fernando, militante estudiantil de una agrupación de dos personas, que aprovecha esta ocasión para llevar la ideología marxista a un grupo de trabajadores de un supermercado.



La obra funciona como un metamensaje ya que, mientras los empleados del súper son aleccionados sobre el camino hacia la revolución comunista, también lo es el espectador. El humor como catalizador de ideas. Concreto y franco humor que es recibido en la platea con sinceras risas de complicidad. Lo austero de la escenografía se complementa con la abundancia de recursos interpretativos de todos los actores, que, de manera muy pareja aferrados a distintos estereotipos, sostienen el dinámico devenir de la trama hasta su inevitable y tragicómico final.




Ficha técnico artística

FANDANGO TEATRO
Luis Viale 108 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina


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