lunes, 21 de marzo de 2016



Henri Matisse, el sastre de la luz
por Carolina Rodriguero


En el marco del 7° Ciclo de Teatro de Títeres y Objetos que tiene lugar hasta abril en el 

Centro  Cultural de la Cooperación, se presentó la obra “Henri Matisse, el sastre de la luz”. 

Realizada sobre textos de Henri Matisse, es llevada a cabo por la Compañía Maquinaria de 

Papel compuesta por las intérpretes María Eugenia Fernández Andes, Itatí Figueroa, Vera 

Veiga y María Adela Santullo, quien también se ha encargado de la dramaturgia y la 

dirección de la pieza.

En el último período de su vida, cuando Matisse estaba ya en silla de ruedas comenzó a 

experimentar con papeles coloreados y tijeras. La obra da cuenta de este momento a 

través de un encuentro entre el anciano y una niña llamada Azul, es decir, que conjuga la 

experiencia de la vejez y la candidez e inocente elocuencia de una niña a través de las 

palabras de Matisse que hablan del mismo mundo de juegos e ilusión que para Azul es 

pura reacción. Palabras e ilusiones que se conjugan con la luz y el color proyectados en la 

pantalla que les sirve de escenario. Las figuras creadas por Matisse danzan una y otra vez, 

aparecen y desaparecen bailando al son del jazz que genera un clima casi onírico. Matisse 

y Azul cortan figuras y las cosen en la idea del collage, la misma idea que se genera en la 

pequeña caja negra que acoge las marionetas junto a la música y las proyecciones, que se 

amalgaman en un todo generando un nuevo cuadro. Azul y Matisse nos cuentan acerca 

del arte pero también acerca del amor, compartiendo la escena con las actrices que 

desdibujan su presencia poniendo su cuerpo y voz a disposición de estos hermosos y 

vívidos títeres-personajes.
Des(a)nudar la escena. Sobre “La Wagner” de Pablo Rotemberg.

por Carolina Rodriguero



“La música es una mujer. La naturaleza de la mujer es el amor, pero este amor es receptivo 

y se entrega incondicionalmente en la percepción”. Richard Wagner.

Las vemos a ellas, estas cuatro mujeres, de potencia e intensidad llamativas, las vemos en 

su desnudez, en su accionar y despliegue por la escena, la violencia de los cuerpos, la 

danza de la carne. Sin la idea de castidad encarnada en ellas pero quizás sí insinuada en las 

sillas que les sirven de apoyo tapizadas de castos cinturones de cuero en un espacio 

también despojado. La desnudez se acerca al público en sus caminatas y lo enfrenta 

directamente, ojos que miran a los espectadores, cuerpos que se muestran ante ellos sin 

tapujos, ¿dónde se aloja el tabú? ¿En el cuerpo mismo o en el ojo de quien observa, de 

quien juzga?

La contradicción dada por el choque de cuerpos que parecen repelerse en el golpe, está 

insinuada también en la desnudez interrumpida por vendas que cubren las articulaciones 

y zapatillas en los pies. El propio Wagner era manifiestamente contradictorio y por ello ha 

sido elegido por Pablo Rotemberg para que su música haga vibrar a estas mujeres, 

bailarinas virtuosas, de miradas errantes entre gritos y jadeos. 




Hay más Wagner ahí que sólo su música, la idea de ciclo insinuada también en estas 

mujeres que nos muestran sus órganos dadores de vida, son agua de útero-germen. Dijo 

Wagner que la música es una mujer, o cuatro dirá Pablo Rotemberg, vemos mujeres que 

avanzan despojadas hacia el público, vemos mujeres mirarnos sentadas de frente 

observándonos, hipnotizándonos mutuamente, las vemos a estas mujeres golpearse la 

piel una y otra vez, el leitmotiv en el golpe y en el movimiento, ambos repetitivos, como 

repetitivas son sus caminatas  y las vemos al final acercarse nuevamente para saludarnos 

velada ya la desnudez después de que antes del apagón, nos llegaran sin las vendas ni las 

zapatillas. En toda su desnudez, el cuerpo como obra de arte total, versión de una 

representación de la naturaleza humana como buscaba Wagner en su obra, por lo cual 

resulta que su condición de mujeres y de cuerpos desnudos se ve excedida por el 

acontecimiento en sí, olvidándonos del constructo social del vestido y del que se ha hecho 

también acerca de la desnudez: lo natural/lo social, la intimidad, lo sublime/lo degradado, 

ideas en pugna con las que se juega para hacerlas chocar como más cuerpos en escena, la 

intensidad puesta a disposición para generar el movimiento y la pregunta. El fluido 

musical continuo de la obra wagneriana cuya unidad está dada por el leitmotiv, lleva a ese 

fluir agresivo de los cuerpos, que caen y se levantan, que se golpean el pecho para generar 

la fuerza que les permita inmolarse. En la escena la música y la danza están escritas con 

signos de admiración, como concebía Wagner que debía ser escrita la obra de arte total, 

composición que pretendía conjugar la poesía, la música, la danza, el teatro como los 

conjugan estos artistas de “La Wagner”. Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza y 

Carla Rímola son las bailarinas, estas mujeres que no son solas, autosuficientes en sus 

instintos y desplazamientos.


La iluminación en esa sala del Espacio Callejón de paredes de ásperos ladrillos de piedra 

expuesta hace que sus sombras se delineen allí, se plasmen como las figuras dibujadas en 

una caverna platónica que explican a  través del mito ideas acerca de la existencia y la 

duda. La voz al micrófono y por fuera de él, aparece para gritar y para señalar como 

separadores los cambios de la música, para tararearnos una canción y en la intensa 

respiración que arroja guturales sonidos cada tanto. 

La violencia, la femineidad, la pornografía, el erotismo, el sexo y el abuso, el cuerpo 

humano, instaurados como temas polémicos a repensar a partir de unos cuerpos 

desnudos que nos interpelan, que volvemos a definir incesantemente configurándolos a 

través del lenguaje, ¿qué ideas depositaremos en esos sesenta minutos sobre esos 

cuerpos en trance, que desaparecen de la escena profundamente conmocionados como 

nos vamos nosotros, espectadores, en nuestros cuerpos? Cuerpos que son políticos que 

evidencian el conflicto, aquí se juega una vez más la contradicción como lo sintetiza el 

coreógrafo en estas palabras: “la música de Wagner tiene que ver con algo que me 

obsesiona desde siempre, porque hace referencia al judaísmo y al nazismo, un cruce que 

me espanta y a la vez me fascina”. Así como también está dada la disonancia en el efecto 

musical perturbador que, por su intensidad sonora, se acerca al recital de rock. 

Se pregunta Rotemberg: "¿Qué pasa cuando la violencia física, la sexual y la ajenidad del 

otro son vinculadas a este música demoníaca de Richard Wagner?" Todos los sábados las 

21 hs se vuelve a formular el interrogante para que juntos, espectadores y artistas, 

aventuren respuestas al aire.

Ficha técnico-artística

Dramaturgia: Pablo Rotemberg

Intérpretes: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola

Iluminación: Fernando Berreta

Objetos: Mauro Bernardini

Diseño de espacio: Mauro Bernardini

Edición musical: Jorge Grela

Video: Federico Lastra, Francisco Marise,

Banda de sonido: Jorge Grela, Phill Niblock, Pablo Rotemberg, Armando Trovajoli, Richard 

Wagner

Sonido: Guillermo Juhasz

Fotografía: Paola Evelina Gallarato, Juan Antonio Papagni Meca, Hernán Paulos

Diseño gráfico: Guillermo Madoz

Asistencia de iluminación: Facundo David, Héctor Zanollo

Asistencia de dirección: Lucía Llopis

Prensa: Marisol Cambre

Producción: Emilia Petrakis

Colaboración artística: Martín Churba

Coreografía: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola, Pablo 

Rotemberg

Dirección: Pablo Rotemberg
Euforia y Deseo, Los caprichos son los dueños de las pasiones.

por Mariana Jaqueline Ramirez


El pasado miércoles 15 del corriente mes se estrenó Euforia y Deseo, Los caprichos 

son los dueños de las pasiones, dirigida María Eugenia Heyaca. La pieza está compuesta por 

cuatro fragmentos de diferentes textos de William Shakespeare: Romeo y Julieta, Sueño de 

una noche de verano, Medida por medida y Macbeth.

Estas piezas son diferentes pero predomina en ellas, la comedia, además de presentar 

elementos comunes que las unen: la monarquía, el amor y el desamor, los valores del bien y 

el mal que se encuentran constantemente mezclados, solo por mencionar algunos. 





Pero hay un elemento clave, que es el amor, así mismo, hay un personajes que se 

destaca, el Puck. Este ser mitológico que forma parte de Sueño de una noche de verano es el 

encargado en principio de sorprender a los espectador, y a su vez, funciona como un 

presentador de cada fragmento, generando una reflexión de lo visto y de lo que va a venir. 

Se percibió un gran trabajo realizado por los actores y de todo el equipo técnico, tal es 

así que hay mucho trabajo en la iluminación, hay música en vivo de la mano de Jesús Cañete, 

quien en todo momento se encuentra en alerta ante las situaciones expuesta en la escena. 

Además, es muy destacable el trabajo del maquillaje y el vestuario, a tal punto que se 

presiente una viva fidelidad a las posibles puestas que en algún momento pudo realizar 

William, es decir, que había una referencia clara al teatro isabelina pero a la argentina. 

En cuanto a las actuaciones todas son verdaderamente buenas, han realizado un gran 

trabajo sobre el lenguaje y lo corporal, pese a esto no podemos dejar de destacar el gran 

trabajo que ha realizado  María Viau, con su actuación uno ríe, sufre, siente, pues literalmente 

se come el escenario. Sin embargo, su trabajo no puede ser posible sin la labor de sus 
compañeros de escena.

La pieza que presenta como parte “del mundo al revés” del teatro isabelino 

shakesperiano y se la puede ver los miércoles a las 21hs en el Teatro Método Kairos (El 

Salvador 4530).

Ficha técnica

Intérpretes: Maria Cecilia Barlesi, Fernando Crisci Munz, Maria Viau, David Paez, Leandro 

Lago, Daniela Zayas Mathey, Sebastian Dartayete, Ramiro Calero  / Diseño y realización de 

escenografía: Sabrina López Hovhannessian / Diseño y realización de vestuario: Fernando 

Crisci Munz / Diseño de luces: María Eugenia Heyaca / Diseño de maquillaje: Sabrina 

López Hovhannessian y Marisa Vera / Diseño gráfico: Leno Heyaca / Fotografías: Silvina 

Macri - Leno Heyaca / Prensa: Te Hago la Prensa / Vídeo: Garra Films / Dagas: Humberto 

Dacal / Música original y ejecución en vivo: Jesús Cañete / Adaptación: María Eugenia 

Heyaca y Silvina Macri / Producción Ejecutiva: Silvina Macri / Dirección general y puesta 

en escena: María Eugenia Heyaca / Asistencia de dirección: Bianca Astuto.

Espacio: Teatro Método Kairos / Dirección: El Salvador 4530 – C.A.B.A. / Funciones: 

Miércoles a las 21 hs / Entrada general: $150