miércoles, 5 de octubre de 2016

Se trata de la trata en clave policial.
Por Valeria Arévalos

Un espacio teatral vacío que, poco a poco, se va llenando de relato. Un relato que, de tan duro, necesita puntos de fuga que dejen lugar a la sonrisa, de vez en cuando. Mujer hermosa se ve por allá, de Diego Brienza, nos involucra en la búsqueda de una mujer. El nombre de quien la busca es igual al suyo, marca, identidad, la misma historia, otro final. La obra nos adentra en el circuito de las redes de trata, los traslados, los sucuchos oscuros disfrazados, los despojos, la impunidad. El silencio que cubre lo que muchos saben, pero nadie se atreve a decir. Los lugares en donde están las que no están en ningún lugar.



Diego Brienza despliega un film-noir con todos sus condimentos frente al espectador. No solamente en lo referido a las claves del género, sino también en cuanto a la narración cinematográfica. Telones negros que, cual cortinillas, se corren develando una nueva escena, la luz dibujando siluetas en contrapicados y cenitales, flashforwards, cuadros de diálogo, etc. Los caminos se van ampliando y entramando, nada parece tener solución y la única salida es la explosión o el retiro. Tras el desastre, el final esperanzador detenido en un beso ralentizado. La manera elegida para contar esta historia tiene como mérito el involucrar a quien mira en la búsqueda, sin caer en la desazón. La mirada no abandona la esperanza, como debe ser.



Ficha técnico artística
Duración: 60 minutos